A menudo, los extraños tienen una idea del manzano que se parece al árbol del que cae la famosa manzana, que inspiró la fórmula de la ley de la gravedad a Isaac Newton. Aunque desde hace muchos años los huertos han de dejado de ser un conjunto de árboles con una geometría aproximada y están ordenados en hilares de plantas, situadas a intervalos regulares, para garantizar la máxima productividad. Los progresos en la técnica de los viveros han permitido crear variedades de cultivo más productivas para mejorar la rentabilidad, hablando en términos de cantidad y de calidad de producción, pero también de variedades más demandadas en el mercado, privilegiando la utilización de plantas injertadas en portainjertos pocos vigorosos para simplificar la gestión de la planta y obtener una fructificación más rápida.
A diferencia de lo que sucedía en el pasado, cuando un huerto se caracterizaba por una fase de conducción de varias anualidades solamente para crear una estructura portante vegetal (el mal afamado tronco) mediante técnicas adecuadas de podar, actualmente, el huerto entra en una fase de producción muy rápidamente, en general, en los dos/tres años sucesivos a la plantación. Esta evolución ha generado la exigencia de un sistema de apoyo eficiente, no solamente para soportar las plantas, que carecen de sus troncos robustos, sino también para permitir la mecanización del huerto, facilitando la poda, las operaciones de mantenimiento y, también, la instalación de las coberturas antigranizo y/o antilluvia.
De esta forma, los sistemas creados para sostener los viñedos se han reinventado para aplicarse en los huertos y el poste de hormigón armado pretensado se ha impuesto rápidamente, asumiendo un papel crucial para asegurar la funcionalidad de nuestros frutales y contribuyendo a introducir el concepto, que se resume en tres palabras: “planta, ata, recoge”.
Junto a los postes, situados a intervalos regulares para garantizar el soporte a los árboles y, sobre todo, a las cargas importantes de fruta producidas (hasta cien toneladas por hectárea), son necesarios también los alambres de acero y los accesorios de tensado y fijación; cuyas diferentes combinaciones han definido varias formas de conducción del huerto.
Uno de los más conocidos y utilizados es, seguramente, el “Super Spindel”, una metodología, que consiste en criar la planta simplemente como un eje en columna, con una densidad elevada por hectárea, con ramas cortas todas con la misma longitud y una forma más cilíndrica, soportada por un conjunto de alambres, posicionados en número variable dependiendo de la altura de la planta, a intervalos de unos ochenta centímetros, y conectados en varios modos a los postes de cabecera y a los postes intermedios.
En este marco, el instrumento que ofrece la mejor funcionalidad, hablando en términos de unión y tensado óptimos del alambre, es el Grillete VA.PA.. Sus dotes indiscutibles de practicidad y facilidad de instalación, mostradas también por nuestro distribuidor Hortivate de Nueva Zelanda, en el vídeo tutorial siguiente, permiten su cómoda predisposición en los postes de cabecera y un mantenimiento ágil a lo largo del tiempo, garantizando siempre el mejor soporte para nuestra planta, año tras año.
En cambio, en los postes intermedios, el alambre de acero se fija mediante el gancho sujetaalambre, cuyo perfil preperfilado garantiza su perfecta adherencia al poste, permitiendo un excelente soporte en todas las situaciones y una instalación rápida. Por consiguiente, la planta se asegura en el alambre de acero utilizando la cinta de plástico, para garantizar un soporte adecuado sin dañar la planta.
El Super Spindel, como hemos dicho, es seguramente la forma de conducción más versátil y, por ello, la que más se utiliza, ya que se aplica fácilmente a manzanos, perales, cerezos, melocotoneros, albaricoqueros, garantizando siempre resultados óptimos y unarelación excelente entre coste y rendimiento, junto a una mayor rapidez y practicidad de instalación.
Una pequeña variación de la estructura, denominada “Spindel”, puede utilizarse, para afrontar las exigencias de los territorios con una insolación reducida y/o que utilizan plantas con una menor densidad por sistema.
La característica principal reside en la introducción en el soporte de la parte inferior de las plantas de un distanciador de acero, fijado en el poste en sentido perpendicular a las hileras. Suele tener un ancho de ochenta centímetros y presenta un perfilado oportuno en los extremos, donde se extiende un par de alambres de acero, indicativamente con un diámetro de 1,60 mm, para permitir una mayor longitud de las ramas más bajas de la planta. Este suplemento estructural permitirá hacer crecer como queramos las ramas en la parte inferior de la planta, con una dirección correcta, logrando, al mismo tiempo, sostener las ramas más débiles cargadas de fruta o plegar hacia abajo las más vigorosas para limitar su dominio en la parte superior. Una serie indudable de ventajas, que nos permitirá criar las plantas con una forma más cónica, evitando un sombreo excesivo en la parte inferior de la planta, donde intentaremos obtener el mayor número de frutos, porque es más fácil gestionarlos y recogerlos. El resto de la estructura se parece totalmente al Superspindel y presenta, por consiguiente, un número de alambres variables (de tres a seis) dependiendo del cultivo y de la altura que queramos alcanzar.
Para terminar, la pregunta que se plantea espontáneamente es la siguiente: “¿Qué sistema es mejor?”
En este caso la respuesta correcta es: “¡Depende!”. La variedad de la planta y la exposición al sol de nuestro huerto, además de otros factores secundarios, representan las variables que, seguramente, nuestro agrónomo tendrá en consideración para efectuar la elección más oportuna.
Gracias a nuestro distribuidor de Nueva Zelanda por el vídeo tutorial.
Hortivate LTD
Motueka, Nueva Zelanda
https://www.hortivate.co.nz/